Aunque carecemos de datos suficientes como para asegurar la datación de esta fotografía, es más que probable que fuese realizada antes de 1940, año en que se restauró la talla por Agustín Sanchez Cid, descubriendo su autoría por Andrés de Ocampo en 1622.
Al igual que en la fotografía publicada ayer del Cristo de la Buena Muerte, vemos como penden del altar los exvotos en agradecimiento a la concesión de peticiones otorgadas por la venerada Imagen, costumbre popular prácticamente desaparecida en nuestros días.
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