El Martes Santo de 1971, el Cardenal Bueno Monreal imponía a la Virgen de la Encarnación la nueva corona de oro que había realizado para Ella el orfebre Fernando Marmolejo.
La ceremonia tuvo lugar a las puertas del templo tras suspenderse por la lluvia la Estación de Penitencia, ante una gran multitud de devotos, actuando como padrinos de la ceremonia los ancianos acogidos en el cercano asilo de las Hermanitas de los Pobres.
Una vez impuesta la corona, la Virgen de la Encarnación regresó al Templo Parroquial al son de Campanilleros que se cunearon con el Himno Nacional sobre los costaleros de la cuadrilla de Rechi.
23 años después, aquella misma corona fue utilizada para la Coronación Canónica de la Stma. Virgen, esta vez en la Catedral y por Monseñor Amigo Vallejo.
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