De esta manera titulaba el cronista J. Muñoz San Román el artículo publicado en la primavera de 1934, y que dedicaba íntegramente a la Hermandad sevillana de Montserrat. En dicho artículo se hacía un breve resumen de la historia de la Corporación y su fundación por catalanes residentes en Sevilla y la relación con el gremio de los mercaderes de lienzo.
En la primera fotografía podemos contemplar, radiante, a la Virgen de Montserrat. Se encuentra vestida con el manto bordado en 1851 por Manuel Muñoz de Rivera (actualmente sobre terciopelo rojo) y la saya obra de Patrocinio López (curiosamente también sobre terciopelo rojo en la actualidad), y ciñe sus sienes la corona de plata que labrara Manuel Palomino en 1851.
Llama poderosamente la atención la profusión de joyas colocadas en manos, pecho y corona de la Sagrada Imagen.
La Virgen, según el autor del artículo, es obra del genio de Martínez Montañés.
En la siguiente ilustración contemplamos al Crucificado de la Conversión del Buen Ladrón, en su altar de diario, iluminado por dos candelabros de estilo rocalla con velas de escaso porte. "La escultura del Salvador es maravillosa, siendo una de las más interesantes obras salidas del taller de Juan de Mesa" reza en la descripción del mencionado artículo.
Seguidamente se cita a "Palomino", que dijo sobre este Crucificado: "Es tal su propiedad, que parece que se escucha su voz".
En la tercera de las fotografías contemplamos a la Imagen que figuraba por aquel entonces en el primer paso de la Cofradía, San Elías. La reseña sobre la escultura nos dice "La escultura es de mediano valor artístico, siendo original del valenciano Hernández y Couquet, profesor de esta Escuela de Artes y Oficios de Sevilla en por el año de 1854".
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