Aunque carecemos de datos suficientes como para asegurar la datación de esta fotografía, es más que probable que fuese realizada antes de 1940, año en que se restauró la talla por Agustín Sanchez Cid, descubriendo su autoría por Andrés de Ocampo en 1622.
El retablo sobre el que se encuentra ubicado el Crucificado, probablemente resultó dañado o destruido en alguna de la riadas (1948 y 1962), pues de los elementos tallados que lo componen, tan sólo hemos logrado identificar el Sagrario, el cual vemos en esta reciente fotografía, presentándose dorado al completo y no sobre fondo blanco, como se aprecia en la antigua fotografía.
Al igual que en la fotografía publicada ayer del Cristo de la Buena Muerte, vemos como penden del altar los exvotos en agradecimiento a la concesión de peticiones otorgadas por la venerada Imagen, costumbre popular prácticamente desaparecida en nuestros días.
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