Si bien no es el único caso de nuestra Semana Santa, no es habitual la utilización de pestañas postizas en nuestros Cristos, al contrario que en las Imágenes Marianas, aunque siempre hay excepciones.
Como podemos comprobar con toda claridad en ésta fotografía de los años 60 del pasado siglo, el Crucificado de las Siete Palabras aparece con postizos en sus párpados superiores. Según parece, fue el escultor Emilio Pizarro quien en su restauración de 1881 coloco dichos añadidos.
Ésta circunstancia pudo producirse al adaptar un Cristo que originariamente pudiese presentarse muerto, a otro vivo acorde con la advocación que a partir de entonces iba a representar.
En 1681, el escultor Felipe Martínez había contratado la ejecución de este Crucificado con destino a la Hermandad del Cristo de la Sangre y San Juan Bautista, el cual una vez extinguida dicha Hermandad, quedó en propiedad del Arzobispado, quien en la actualidad, lo tiene cedido a la Corporación de San Vicente.
Manuel Escamilla renovó las pestañas en la restauración realizada en 1971, siendo Enrique Gutierrez Carrasquilla y Pedro Manzano quienes eliminaron éstos postizos en la restauración de 1992, quedando tal y como lo apreciamos en la fotografía tomada el pasado Miércoles Santo.
La restauración en que se colocaron pestañas sí fue debida a Pizarro, pero no fue la de 1881, sino otra posterior en 1896. Para completar el dato, le añado que la primera vez que Pizarro restaura al Cristo fue en 1868, cuando le fue cedido a un particular.
ResponderEliminarMuchas gracias por el dato. Sólo supuse que había sido la de 1881 por ser en la que se adaptó la Imagen de Cristo muerto a cristo vivo.
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