lunes, 27 de febrero de 2012

LA BUENA MUERTE DE FELIPE DE RIVAS


Allá por el año de 1647, el escultor Felipe de Rivas hizo entrega a la Iglesia de San Julián de un Crucificado para rematar el Retablo Mayor del Templo, según consta en la correspondiente carta de pago conservada en el Archivo de Protocolos de Sevilla. Dicha escultura fue la utilizada por la Hermandad de la Hiniesta para procesionar en la tarde del Domingo de Ramos hasta que fue destruido, al igual que el resto del patrimonio de la Hermandad y de la Parroquia, en el incendio provocado en 1932.

En la fotografía datada en 1928 que hoy podemos ver, el paso de la Hermandad de la Hiniesta se encuentra detenido en la calle Santa Paula, pudiéndose observar al fondo la espadaña del Convento de Santa Isabel. La iluminación del paso se encuentra formada por dos faroles en los costados, además de los candelabros de guardabrisas de las esquinas. Dichos faroles van flanqueados por una pareja de jaras cada uno. Acompaña al Crucificado la talla de María Magdalena obra, al parecer, de Manuel Gutiérrez Reyes-Cano en 1907, que también desapareció en el mencionado incendio.

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