Nos trasladamos a un nublado Sábado Santo de 1975, en plena judería, para contemplar una de las pocas fotografías que existen del retorno a nuestra Semana Santa de Jesús Despojado.
Tras treinta y cinco años sin hacerlo, el Señor que tallara Antonio Perea Sánchez en 1939 sale a las calles de Sevilla, estrenando un nuevo cuerpo tallado por Antonio Eslava Rubio en 1974. Pero parece que un maleficio persigue a esta Corporación, pues apenas iniciado el recorrido, cuando el paso de misterio se encuentra en la Plaza de las Mercedias, la lluvia obliga a retornar de nuevo a San Bartolomé.
Se estrenaba para la ocasión la canastilla con ebanistería de Francisco Bailac Cenizo, a la que se le irían añadiendo partes talladas en los sucesivos años. Unas modestas jarras y guardabrisones en la mesa del paso, disimulan en cierta manera la sencillez de las andas en construcción. Tambien al año siguiente se cambió la distribución del misterio, pasándose a la delantera el sayón que ofrece el Cáliz al Señor.
En la fotografía el paso avanza por la calle Virgen de la Alegría, con la torre de San Bartolomé como testigo y con un cielo cubierto que hacía presagiar lo que ocurriría minutos más tarde.
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